La obra que hoy comentamos ha sido de bastante agrado en general. Amin Maalouf nos ha sorprendido con un estilo narrativo impecable, de una prosa elegante y que a pesar de los pocos diálogos ha mantenido un ritmo bastante ágil. Es de una profundidad temática llamativa pues se adentra en las contradicciones religiosas, culturales y sociales de principios del Renacimiento y lo hace bastante bien.
Alrededor del
protagonista, Hassan al-Wazzan, León el Africano, se nos describe con bastante
acierto la historia de un mundo en transformación, donde las fronteras
religiosas y políticas se desvanecen. Es este protagonista literario un
personaje histórico real cuyas similitudes entre ambos las ha mantenido el
autor en el origen, su exilio, su educación, sus viajes y tareas diplomáticas, así
como en su captura y conversión al cristianismo. Las diferencias entre ambos,
personaje real y protagonista de esta novela, sólo las podemos ver en los
aspectos puramente novelescos en los que el autor nos ha llevado a una
profundización emocional y a unos eventos dramatizados, a su total discreción e
inspiración literaria.
El autor nos
ha hecho recorrer, de la mano del protagonista, en quien algunas lectoras han
querido ver un alter ego de aquél, desde la Granada Nazarí hasta la Roma del
papa León X, pasando por Fez, diversas ciudades del Magreb, Egipto y el Imperio
Otomano hasta llegar a Tombuctú y el corazón del Africa negra, producto de todo
lo cual nos pudo brindar su gran obra ”Descripción de Africa” con la que Hassan
al-Wazzan ha pasado a la historia, con
una obra que ha sido de una gran repercusión en la Geografía, la Cartografía y
el pensamiento europeo.
Esta obra nos
ha colocado al protagonista como símbolo de la diáspora andalusí y de su
capacidad de adaptación frente a la adversidad, toda una imagen de resiliencia.
Varios
lectores coinciden en ver esta obra con una gran fuerza hasta la llegada del
protagonista a Fez, para después decaer a partir de Roma y con posibles lagunas
narrativas al final.
Se
recomiendan como lecturas complementarias de ésta las siguientes: “Ultimas
pasiones del caballero Almafiera” y “En busca del unicornio” ambas de Juan
Eslava Galán así como “Las Españas perdidas” de Manuel Villar Raso.
Entre los
asistentes a la reunión de hoy le hemos asignado un grado de satisfacción de
8,37 sobre diez, lo que dice bastante del agrado general obtenido por “León el
Africano”